¿Alguna vez te has planteado utilizar el agua de la lluvia en tu hogar? Gracias a este método, podemos reducir las elevadas facturas provocadas por elementos como el riego del jardín, centro neurálgico del desperdicio de agua, la cisterna, los huertos, etc. Veamos cómo darle la vuelta a la situación y conseguir disminuir este gasto.
¿De dónde sale el agua que utilizamos en casa?
El agua, en principio, es una fuente de energía limpia y renovable, pero el incremento de sequías en los últimos tiempos nos ha llevado a concienciarnos sobre su racionalización. Por eso, es importante saber qué cantidad consumimos y de dónde viene para así poder reducir su desperdicio y buscar alternativas.
El consumo de agua potable en España es de unos 140 litros por persona y día. Alrededor de un 65% proviene de ríos, embalses y demás acumulaciones en la superficie. Sin embargo, ¿de verdad es necesario utilizar agua potable para todo? La respuesta es no. Por tanto, vamos a ver cómo conseguirla de una forma más sostenible y también más económica.
Recogida de agua pluvial en casa
La recogida de agua de la lluvia ya se aprovechaba en la India desde el 4500 A.C. ¿Por qué no hacerlo en tu casa? Si vives en una zona con abundantes precipitaciones, puedes acumularla para luego usarla en otras ocasiones. Si por el contrario, vives en una zona más seca, tendrás aún más motivos para aprovechar al máximo este líquido tan preciado que la naturaleza nos brinda.
¿Cómo? Pues aunque parezca muy molesto y difícil, no lo es. Hay varias empresas que venden e instalan depósitos que van desde los 1000 litros ¡hasta los 9000! Según tus necesidades puedes elegir diferentes tamaños.
¿Para qué nos servirá?
Hasta ahora, es probable que no nos planteásemos usar este tipo de agua. Pero merece la pena que no descartemos esta idea y así aprovecharnos de esta alternativa sostenible.
¿No crees que puede ser un poco absurdo usar agua potable para mezclarla con desperdicios? Pues lo hacemos, por ejemplo, cada vez que vaciamos la cisterna. Por eso, sería recomendable usar la lluvia para rellenar su depósito.
Otras tareas en las que podemos ahorrar agua son: el riego, lavar la ropa y, en general, en tareas de limpieza. El riego no requiere de agua potable, simplemente que esté limpia, como es el caso del agua recogida de las precipitaciones y filtrada posteriormente. La ropa, al contrario de lo que se puede pensar, quedará igual de limpia y además mantendremos la lavadora en mejor estado, ya que el agua de lluvia no contiene cal.
¿Sabías que…?
En zonas de sequía a veces llueve tanto de golpe que el suelo no puede absorber todo el agua, se evapora y se desaprovecha.
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