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Cagaíllas (con azúcar tostada)


Cagaíllas (con azúcar tostada):

granos de maíz para hacer palomitas
cañamones
granos de trigo (en mi caso candeal)
8-10 cucharadas de azúcar
aceite de oliva

Para esta receta necesitaremos una sartén amplia (28 cm de diámetro) y una cacerola sin baño antiadherente para tostar el azúcar.
La cantidad de cañamones, trigo y palomitas es a ojo; yo cubrí la base de la sartén antiadherente con una sola capa de semillas en cada caso.
Tostar los cañamones siguiendo estos pasos:
Para tostar el trigo, cubrir el fondo de la sartén, sin nada de aceite, con los granos, haciendo una sola capa. Poner a fuego medio-alto y remover con una cuchara de madera, cuando empiecen a cambiar de color, oscureciéndose y a desprender aroma a tostado, bajar el fuego y seguir removiendo hasta que los granos se tuesten por igual (algunos de ellos saltan como las palomitas!!). Sacar del fuego y reservar.
Para hacer las rosetas o palomitas de maíz: pincelar generosamente el fondo de la sartén con aceite oliva y poner una capa de granos de maíz. Tapar y poner a fuego fuerte, cuando empiecen a "explotar", bajar el fuego un poco y mover la sartén en círculos sin destaparla para redistribuir los granos sin abrir. Cuando cesen las explosiones, retirar del fuego y reservar.
Preparar una lámina de papel de aluminio pincelado con aceite de oliva, lo suficientemente grande para que quepan las palomitas, los cañamones y el trigo tostados.
Para tostar el azúcar: poner el azúcar en una cacerola o sartén honda no antiadherente (el azúcar al tostarse alcanza temperaturas muy altas, y el esmalte antiadherente podría dañarse, por lo que es mejor usar una olla tradicional de fondo grueso). Ponerla a fuego medio-alto y remover con una cuchara de madera para que el azúcar se dore homogéneamente, cuando esté semifundida baja el fuego al mínimo, ya que en ese punto podría quemarse rápidamente.
Cuando esté completamente fundida y el caramelo resultante sea rubio-marrón añadir las rosetas y remover bien para que todas se impregnen y caramelicen por igual.
Apagar el fuego pero no retirar del quemador o vitrocerámica.
Añadir a la cacerola los cañamones y el trigo tostados (como si los espolvoreásemos para que se repartan bien) y remover para que se caramelicen y distribuyan homogéneamente (tienden en irse al fondo).
Sacar la mezcla al papel de aluminio engrasado aplanándola en lo posible (el azúcar se enfría enseguida y se vuelve rígido y frágil) intentando hacer un bloque.
Dejar enfríar.
Si no se consume en el momento, guardar en una lata o táper bien tapado. Las cagaíllas se conservarán crujientes sin problema.

El sabor es delicioso, recuerda a las palomitas dulces y a las barritas de cereales mientras que de textura quedan súper crujientes. Las llevé a mi trabajo y les encantaron a pesar del nombre...
Aunque las cagaíllas son un chute impresionante de hidratos de carbono, si las comparamos con cualquier otra chuchería del mercado, salen ganando con diferencia, ya que apenas llevan grasas o sal y por supuesto, ningún ingredientes de nombre desconocido y/o sospechoso.

Una receta de

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